En Secastilla todo es especial, su clima, su altitud, su orientación, sus tradiciones matriarcales y sus curiosos accidentes geográficos. Son especiales sus suelos: laderas pedregosas, aireadas, situadas por encima de los 700 metros sobre el nivel del mar, donde antiquísimas cepas de Garnacha disfrutan de un hábitat perfecto en medio de un silencio sólo roto por el canto de los pájaros.
Para mantener el alto nivel cualitativo, se apostó por un cultivo de viticultura tradicional y ecológica, sin la incorporación de elementos químicos como fertilizantes, herbicidas o insecticidas. Las variedades de uva autóctonas de la zona, como Garnacha, Moristel, Parraleta y Garnacha Blanca ocupan la mayor parte de este singular viñedo, donde también podemos encontrar Syrah dadas las excelentes condiciones para su cultivo.
Las peculiaridades de este valle, la utilización de variedades autóctonas y la específica elaboración de las mismas han permitido obtener unos vinos muy diferentes al estilo del resto de los vinos que se elaboran en el Somontano.
El viñedo Guardia está situado en el Valle de Secastilla, al pie del Pirineo, del que le separan escasos 40 km, a una altitud de 710 m, 42º 1’ de latitud N y 0º 17’ de longitud E. Este viñedo, emblema de la Bodega, fue plantado en la década de los 40, en una disposición ciertamente respetuosa con la naturaleza al combinar viñedos, olivos y almendros, la típica trilogía de subsistencia.
La sabiduría vitícola heredada de dicha generación alcanzó a establecer un viñedo de apenas dos hectáreas en las que es posible encontrar hasta nueve varietales distintos entremezclados, al más puro estilo de la viticultura ancestral. Uvas tintas Garnachas, pero también Mandón, Royal, Trepat o Vidadillo, entre otras cepas de uvas blancas como Alcañón, Alcañón Rojo (endemismo) o Moscatel de Secastilla (endemismo). Sin duda, un conjunto de diversidad y expresión vegetal que para nosotros supone un orgullo poder preservar.
El suelo está desarrollado sobre conglomerados en la zona culminal o superior, siendo profundo, muy pedregoso y drenado. Se trata de un regosol, un suelo de monte muy pobre donde solo pueden prosperar variedades muy rústicas como nuestra potente Garnacha.
La vegetación arbórea que rodea toda la explotación con la presencia del Quejigo o “Querqus faginea” sustituye al típico carrascal mediterráneo de encinas, indicando la transición climática mediterránea hacia la eurosiberiana del Pirineo.
La viticultura de este viñedo es ecológica, y todos los trabajos son realizados a mano. La plantación es un vaso bajo, con las nueve variedades entremezcladas, y los rendimientos son extremadamente bajos, aproximadamente un kilogramo por cepa.
Situado en el Valle de Secastilla, a una altitud de 650 m y a una latitud N de 42º 10’ y una longitud E de 0º 16’, el viñedo Purruego fue plantado en el año 2000 con una selección masal de garnachas aragonesas sobre patrones rústicos, y formada en espaldera.
El suelo es un coluvio de relleno: una acumulación de elementos gruesos llegados de lugares más altos, en este caso el Pirineo original, donde al perder pendiente y velocidad después de los elementos gruesos se acumulan los intermedios. Son suelos moderadamente profundos y muy permeables por su disposición en fuerte pendiente: típico suelo de ladera.
La orientación hacia el sur y la exposición Este-Oeste juegan un papel muy importante, permitiendo a las Garnachas que cultivamos aquí tener insolaciones potentes con las que alcanzar la madurez necesaria en su largo ciclo.
El viñedo Almunias está situado a 600 m de altitud, en el fondo del valle de Secastilla, a una latitud N de 42º 10’ y una longitud E de 0º 17’.
El nombre femenino de este viñedo hace referencia a una casa o nudo familiar de Secastilla. Son nombres femeninos porque las herencias son maternas, una peculiar característica de la zona para evitar la pérdida de la hacienda en la rama femenina.
El suelo es un fondo de valle donde desembocó un río muy caudaloso, depositando elementos finos que posteriormente en un plegamiento fueron sometidos a presiones, elevándolo y formando un diapiro en el periodo Keuper. Se trata de suelos profundos y de alta plasticidad, compuestos por arcillas versicolores, margas e incluso yesos rojos.
La localización de este fondo de valle entre dos potentes masas de agua (los embalses de Barasona en el río Esera y de El Grado en el río Cinca) junto a su relativa altitud, aporta un microclima idóneo para la lenta maduración de este varietal, evitando temperaturas diurnas elevadas.
La viticultura es ecológica, y la viña se ha formado en emparrado con orientaciones que impiden insolaciones directas del sol en el racimo.